Aunque en México es obligatorio contar con seguro de auto para circular en carreteras federales y en varias ciudades, la realidad es muy distinta: de acuerdo con datos de la AMIS (Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros), solo 3 de cada 10 vehículos tienen una póliza vigente. Esto significa que, si ocurre un accidente, existe un 70% de probabilidades de que el responsable no tenga cómo cubrir los daños.

Las razones son diversas: falta de interés, desconocimiento de la ley y creencias equivocadas como pensar que “el que pega paga” o que las aseguradoras no responden en caso de siniestro.

Sin embargo, no tener un seguro de auto puede tener consecuencias económicas y/o jurídicas importantes. Un choque leve sin seguro cuesta entre $5,000 y $10,000 pesos; si hay lesiones menores, la cifra puede subir a $25,000; y en casos de lesiones graves, los gastos pueden alcanzar $350,000 pesos o más. A esto se suma el riesgo de perder por completo el automóvil. Por otro lado, de acuerdo con el reglamento de tránsito de la Ciudad de México, el artículo 46 sanciona con una multa de 20, 30 o 40 UMAs a quien no tenga seguro, es decir, es una multa que va de $2,262.80 a $4,525.60 pesos.

Por este motivo, muchos automovilistas prefieren darse a la fuga cuando causan un accidente de tránsito, a pesar de que esta acción se castiga con multas económicas, sanciones o pérdida de la licencia de conducir, y en casos más graves también se pueden imponer hasta 20 años de cárcel.

Aunque no existe una estadística actualizada sobre el número de conductores que se dan a la fuga, en algunos estados se calcula que alrededor del 20% de los responsables escapan para evitar hacerse cargo.